María del Socorro Soto Alanís

(Durango, 1957)

 

 

 

AMAZONA

Soy mujer,
porque así se acomodaron mis hormonas
Desde entonces,
una cicatriz traigo en el ombligo
y una herida se abre
cada treinta días

Jugué a amamantar a mis muñecas
a volar como amazona,
igual que la gaviota
levanto mi estructura curvilínea

Mis sueños de muchacha
chorrearon mes a mes
mientras crecía,
la luna se colgó de mis ventanas
y cuando desnuda salí del río
fluyó el deseo
la soledad
el miedo

Los libros son ahora mis amantes
y un beso enciende las ideas

Después de nueve meses
mis caderas se abrieron
Soldadera de la vida
De las montañas azules
salió una savia blanca
con la cual soñaba desde niña

Soy tierra
madre
raíz
mujer
luna nueva
pequeño instante del planeta

A veces juego
siempre sueño,
Soy transgresora de las reglas
Valentina con el rebozo de mi abuela
Al templo de mi madre cansada regreso,
entro en su cama
para sentirme en su matriz,
madona

Quiero la libertad como bandera
El amor por catecismo
Una estirpe de guerreras me protege
En el manto de la luna
acurruco los anhelos cada noche
Vuelvo a esa posición fetal
mi favorita
para soñar
creer
volar desnuda en el viento

Metamorfosis entra por mi entraña
¿Quién soy yo?
¿Soy yo?
¿Soy?

 

PISO TU ORILLA CON MIS PIES DESCALZOS

Piso tu orilla con mis pies descalzos
el comal de tu vientre se asolea
vistes de barro tu espalda
corredores y surcos encendidos
senos de miel y ambrosías
si abres tus piernas el trigo germina
tierra roja
seca
donde la campesina entregó su rebozo
puso su deseo en el membrillo
y la golondrina se tapó los ojos

El crepúsculo sangra por la herida
fuego que reza al amanecer
desiertas las alondras
el llano descalzo se santigua

Yo, silenciosa contemplo tu santuario
¡Buenos siglos!
canta la mañana

Los huesos de la tierra están de fiesta
el vino de Baco las chorrea
hojas de eternidad
granos de ausencia
Eurínome y las frutas del paraíso
bailan con cada árbol que de noche llega
y ahí engendran la sandía,
el durazno

 

 

EL MUNDO EMPEZÓ CUANDO TÚ LO QUISISTE

El tiempo es una máquina que guarda los recuerdos
La memoria detiene al tiempo
Todo es un sinsentido, no puedo alcanzarte tiempo
Pedimos tiempo para parar el juego

En el estanque quisiéramos atraparte

El pasado nos dice que vendrás, te has ido
Hoy, eres apenas un vacío

El mundo empezó cuando tú lo quisiste
Desde entonces, todos subimos la escalera

¡Hágase la luz! Dijiste
y el sol encendió los focos del universo

Eres como un inmenso espejo
donde todas las mañanas busco mi imagen para saber si vivo
o muero

Navegamos mar adentro
hasta que se te ocurra romper el cristal de mi reloj
y llevarme a otro tiempo, donde la risa no exista
ni tengamos prisa

Cuando la hora no importe me quedaré quieta
tu seguirás
ahí estaré. . .
será mi tiempo

 

 

 

CORDILLERA AMERICANA


Porque juntos habremos de formar
la Nueva Arcadia
donde los ríos acaudalados
cubran a nuestro hijos

Para que la patria se extienda
desde la cordillera chilena
hasta el Valle del Anáhuac
y el canto del cóndor
inunde al mundo

Hay una nostalgia marina
que recorre el continente
murmullo andino que canta:
¡sobrevive!
¡levántate y resiste!

Deja atrás la pesadilla
el horror sembrado por las botas
recuerda tan sólo al esmeralda
que cubre tus montañas

Cuando te expulsaron de tu propia tierra
no previeron
que el nomeolvides
se vendría en el bolsillo
la madreselva en los zapatos
y la poesía de Neruda en cada célula

Desde Mesoamérica
le canto a Allende
salvador de nuestra Patria Americana
fue inútil que las balas te cruzaran
porque el fuego incendia las nostalgias

Una quena toca no sé donde
por su herida brotan los recuerdos
un olor a bosque invade el hemisferio
utopías, luchas cotidianas

¡Malditos!
Cuando metieron a la cárcel las ideas
ellas se revelaron ante el acero
le rompieron la cara al miedo
y de entre los barrotes
surgió la resistencia

No pudieron matarlos con los tanques
porque su corazón lo escondieron en la mina
y a todo el continente
nos cubrió su angustia

Hermanos del salitre
de la uva
del charango
os quiero dejar hoy estas palabras


 

 

AURELIANO BUENDÍA

A Gabriel García Márquez, amorosamente

Cuando Aureliano Buendía conoció el hielo
era la tarde de su fusilamiento
vio una sábana congelada
que tenía la virtud de desaparecer
ante la magia de Melquíades

Todos patinamos en la pista de agua
desde entonces
trepando al carrusel de las gitanas
laberinto que gira y gira entre mil colores

Mientras, cierto olor a guayaba
juega a la tómbola
un imán nos reacomoda y nos voltea
es la fatalidad
destino misterioso

La orfandad de este continente de naufragios
dura ya cien años

Sobre el hielo
todavía los Aurelianos
.c
..a
...e
....n

fusilados

 

 

 

 

 

 

 

 

María del Socorro Soto Alanís (Durango, México, 1957). Ingeniera con estudios de maestría en Ciencias Políticas en la UNAM. Entre sus libros figuran: En el día tercero se hizo el agua, 2005; Fin de milenio, 2001; Desnuda en el viento, 1998; En estos días, cinco ensayos, 1994. Es Fundadora y colaboradora de las revistas literarias: Revuelta, Cordillera y Contraseña. También es editorialista en El Sol de Durango, con la columna semanal titulada “Palabra de Mujer”. Ha publicado en La Jornada Semanal y El Sol de México, como también en los periódicos locales El Sol de Durango y El Siglo de Durango. Tiene una Mención Honorífica en Concurso Nacional de Ensayo sobre la Mujer y una Mención Honorífica en el Premio Estatal de Poesía “Olga Arias.” Ha realizado lecturas de su obra poética en las ciudades de Colima, Guanajuato, Durango, Zamora, en las Ferias del Libro de Aguascalientes, Ciudad de México, Montreal y Ottawa. Participa en el Seminario de Cultura Mexicana, donde presentó su tesis de ingreso sobre la pintora mexicana Frida Kahlo, y en la Sociedad de Escritores de Durango, de la cual fue presidenta en el período 2000-2002, con una amplia participación política de la izquierda mexicana.